¿Cómo crear un hogar que favorezca su autonomía?
Muchas veces nos quejamos como padres de que nuestros niños no colaboran en el funcionamiento de la casa, no ponen la mesa o siempre nos piden cosas en lugar de ser independientes sirviéndose agua o vistiéndose.
La realidad es que lo hacen porque no hemos preparado el lugar para que puedan hacerlo por sí solos, por ejemplo, quieren servirse agua, pero el grifo está alto, entonces trepan a la mesa y entonces quizá toman el vaso de vidrio tamaño adulto, que es muy grande para una mano tan pequeña, y se sirven el agua, pero pueden pasar en esa escena muchas cosas:
- Que los veamos y para frenar el peligro que representa, les digamos “¡no!, bajate de ahí, yo te sirvo el agua”.
- O bien se rompa el vaso y le digamos “tú no puedes tocar eso solo, ¿ves?, lo rompes y te puedes hacer daño”.
Estas situaciones cotidianas dan muchos mensajes al niño y los adultos, desde el desconocimiento, no damos lugar a que sean correctamente canalizadas.
Cuando bajamos al niño o le decimos “así no”, él solo entiende que hizo algo mal, pero en realidad sentía sed y necesitaba tomar agua, y nadie le dijo “si sientes sed, puedes venir a esta estantería que está a tu altura, tomar esta jarra pequeña, que se usa así , y servirte el agua en este vaso pequeño, que puedes manipular perfectamente”.
Cuando no damos otra opción al niño lo dejamos con una sensación de que ese deseo y todo el esfuerzo que hizo para llegar al agua fue en vano y que él necesita de un adulto para satisfacer sus necesidades o debe esperar a ser adulto para satisfacer ciertas necesidades.
Estos ejemplos cotidianos se dan todo el tiempo en relación con el orden, en relación con el cuidado de los objetos, en relación a la colaboración en la cocina o poniendo la mesa.
Cada niño a partir de los doce meses o del momento en que empieza a caminar puede comenzar a formar parte de pequeñas rutinas que tengan que ver con el cuidado de sí mismo y el cuidado del ambiente.
¿Cómo podríamos preparar los distintos espacios?
1. Su habitación o espacio de juego
- El espacio es más adecuado que tenga colores suaves (blanco, crema, beige, celeste claro...).
- Pocos muebles y preferentemente de madera natural.
- Los primeros meses los bebés no necesitan demasiados objetos o juguetes. Es preferible que sean pocos y cuidadosamente elegidos.
- No es necesario comprar juguetes caros con pilas, especialmente para niños menores de tres años.
- Es mejor evitar todo juguete que haga algo mientras el niño lo mira.Lo que se busca con los objetos es una interacción y que el niño participe de forma activa, no que se vuelva un observador pasivo que espera que lo entretengan.
- Los niños están en una etapa en la que se forman fuertes impresiones sensoriales. Los juguetes y los objetos también van a contribuir al aprecio y el valor por las cosas, el sentido estético y el sentido de orden y cuidado.
- Estemos atentos como adultos para no normalizar la presencia de un objeto o juguete roto ni a un material incompleto (como por ejemplo a un puzzle al que le faltan piezas) ya que contribuye a que el niño normalice o esté familiarizado con el descuido.
- Lo ideal es que los objetos estén realizados con madera, tela, hilo, elementos de la naturaleza, materiales nobles (vidrio, metal, cerámica, madera..).
- Se pueden preparar móviles con cosas simples, que sean movidos por el viento al entrar en una ventana, que no provoquen sonidos y al inicio solo que sean blancos y negros y luego sumar color. Existen móviles específicos creados, que se utilizan en espacios Montessori.
- Se recomienda decorar la habitación con imágenes reales o con obras pintadas con colores suaves, no estridentes, colgarlas en la parte media de la pared para que a medida que pueda sentarse pueda observar.
- Es mejor evitar dibujos de personajes televisivos, ya que estamos nutriendo la mente de este nuevo ser.
- Los muebles se aconsejan bajos para que pueda acceder cuando comience a gatear.
La cama
Se recomienda que sea baja, a la altura del suelo, de manera que el niño apenas comience a gatear pueda acceder a ella, bajar y subir cuando lo necesite. Para esto es necesario tener en cuenta posibles “peligros” del entorno, como escaleras, las puertas del baño deben estar cerradas y cuidar que nada peligroso (por cortante o tóxico) quede a su alcance.
Los objetos que se encuentren en los estantes o cajones es mejor que sean pocos y presentados de uno en uno al niño. Por ejemplo:
- una pelota tejida
- un instrumento
- un cuento
- una canasta con objetos de madera pequeños y livianos.
Nada que pueda caer sobre el niño y lastimarle y nada que pueda ocasionar golpes al manipularse ya que su control motriz aún está en desarrollo.
A medida que nuestro hijo o hija crece podemos plantearnos completar las estanterías con más objetos en los niños de 2 a 4-5 años y podemos pensar en agregar:
- una mesa pequeña con sillas.
- más estanterías a su altura.
- canastas para guardar más objetos.
- una alfombra, que puede estar siempre desplegada o puede utilizarse cuando el niño desea jugar en el suelo.
Los objetos para los más grandes pueden ser:
- vehículos de todo tipo, de madera
- instrumentos
- maderas para construir
- libros
- plantas para cuidar
- acuarelas para pintar
- algunas hojas para dibujar
- lápices de colores
- rompecabezas
- atril para pintar
¿Y los libros?
Los libros son herramientas hermosas en el desarrollo del niño, las imágenes y palabras brindan información al niño y le permiten seguir conociendo el mundo. Se sugiere que sean imágenes reales, ricas, estéticamente bellas, o dibujos que muestren el mayor realismo posible.
El niño en esta etapa no comprende la fantasía, no diferencia lo real de lo no real, su mente es concreta y todo lo que ve y se le dice para él es. Pueden contener imágenes de animales reales, árboles, flores, personas, niños, paisajes. O contar historias con las que se identifiquen.
¿Cómo debería ser su armario si queremos favorecer su autonomía?
- El armario de su ropa es necesario que esté a su altura, con perchas y cajones que pueda manipular fácilmente. No sobrecargado ni de complicado acceso.
- Es conveniente crear un espacio donde pueda colocar su calzado, ponérselo y luego volver a guardarlo, para esto el calzado debe ser cómodo, sin cordón al inicio y fácil de colocar.
2. El baño
Este espacio de uso cotidiano necesita ser adaptado para acompañar la etapa de conquista de independencia del niño: ya se encuentra en el proceso de ir solo al baño y de comenzar a hacerse cargo de su higiene personal.
Para que pueda tener un acceso adecuado coloca una escalera o banco de madera que ayude al niño a llegar para lavarse las manos, mirarse al espejo y lavarse los dientes.
- El cepillo de dientes y el de peinarse deben tener un tamaño acorde al niño.
- La pasta debe estar en un recipiente pequeño de fácil acceso.
- La toalla debe ser pequeña también y estar a su alcance.
Para que pueda llegar al inodoro se puede colocar una pequeña plataforma de madera y colocar un adaptador para que pueda sentarse cómodo.
Sería ideal que puedan tirar el agua (apretar el botón o estirar de la cadena) para dejar limpio el baño y tener papeles higiénicos cortados para que puedan limpiarse y a la vez limiten su uso.
Progresivamente puede ganar independencia en el momento del baño al enjabonarse, lavar su cabeza, aclararse...
Es necesario tener en cuenta el tamaño y la accesibilidad de los objetos: que puedan ser manipulables por el niño y también para que no debamos intervenir si desean por ejemplo tirar todo el contenido del champú al agua para hacer espuma, algo usual por la exploración natural del niño.
Para “evitar” el derroche o malgastar, se puede dejar un frasco muy pequeño (como los que dan en los hoteles) para tal fin. Esto es lo que María Montessori llama límite externo, el objeto y la cantidad son los que van a regular las consecuencias y también el éxito de lo que deseo hacer.
También es importante que tengan la toalla a su alcance, en un gancho o en un banco, para que la puedan usar fácilmente al salir del baño.
También se puede poner a su disposición una mopa o trapo absorbente para secar el baño tras terminar.
Recordemos que en el Método Montessori presentamos primero al niño cómo es el uso correcto del material con nuestro ejemplo y luego invitamos al niño a realizar la actividad por sí mismo a nuestro lado antes de dejarlo a solas frente al desafío.
3. La cocina
Cuando los niños crecen pueden y quieren ser muy activos en la cocina. Es importante adaptar este espacio de modo que sea accesible y cómodo. Disponer un espacio en la cocina para ellos, donde se encuentren diferentes utensilios necesarios, un cajón que sea simple al abrir y hasta un estante en la nevera.
En el estante para la cocina podemos incluir:
- cubiertos pequeños, tenedor, cuchillo sin filo, cuchara.
- plato pequeño
- vaso pequeño,
- plato hondo,
- jarra pequeña con agua,
- algunas galletitas a disposición para untar, frutas o huevo duro para preparar
- una pequeña tabla para cortar frutas, pelador de manzana.
Todo lo que se ponga a disposición del niño tiene que ser previamente mostrado por el adulto, para que pueda aprender cuál es el uso correcto de cada cosa, y estar el adulto a su lado en los primeros intentos junto a él.
El niño puede colaborar para:
- cocinar
- ir de compras
- cargar
- guardar
- poner la mesa
- lavar los platos
- secar la mesa...
Una zona destinada a la limpieza
Se puede tener un lugar de limpieza donde se disponga un pequeño cubo con una esponja para poner agua, un pequeño trapo, una escoba pequeña y una pala pequeña. Es esencial mostrarle cómo usarlos en caso de que algo se ensucie.
Recordemos que según observó la Dra. Maria Montessori, si un niño pequeño tiene interés por limpiar y no damos respuesta a su fascinación por explorar estas tareas en su periodo sensible a estos aprendizajes, más adelante, cuando sea mayor y pretendamos que participe activamente de las tareas domésticas, ya lo hará con esfuerzo y quizás desde la falta de motivación. Por este motivo es esencial no interferir en esta vinculación natural desde edades tempranas.
Todos los niños atraviesan "periodos sensibles" a diversos aprendizajes y esos momentos se acaban, hayan sido incorporados los aprendizajes correspondientes o no. Es tarea de las personas adultas estar atentas a observar este valioso fenómeno y facilitar los materiales y las actividades necesarias, según vayan cambiando los intereses infantiles.
4. El comedor
Son aconsejables las sillas que se adhieren a la mesa donde están los adultos cuando son bebés y cuando crecen pueden tener una mesa para ellos más pequeña o bien un adaptador de silla. Lo ideal es que puedan subir y bajar solos de la misma.
Se pueden incorporar platos pequeños hondos, son más fáciles para manipular la comida y agarrar con la cuchara, también vasos pequeños para que pueda hacer la transición del pecho al vaso.
Se le pone al principio muy poca cantidad de agua y se va llenando de a poco.
Implicarse en las tareas
A medida que crecen, a los 18 meses hasta los 24 meses aproximadamente, se les puede proponer y asignar tareas pequeñas como:
- llevar un plato o un vaso a la mesa o de vuelta a la cocina.
- trasladar el pan
- dar de comer al perro o al gato.
- servirse o servir agua a los demás desde una jarra pequeña, adaptada al tamaño de su mano, a un vaso.
Todas estas actividades (y más) son posibles, siempre y cuando se les presenten a los niños desafíos posibles.
Es muy importante tener en cuenta el tamaño del vaso, de la jarra, del plato y la cantidad justa de comida que hay darle al perro. De esta manera podemos orientar al niño y ayudarle a alcanzar el éxito de la actividad.
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