El error es sano y bienvenido en Montessori

AULA MONTESSORI

Es sano y bienvenido equivocarse

En su libro "Enséñame a leer" (de RBA) el Guia Montessori Pedro Valenzuela nos invita a no intervenir demasiado pronto y a crear espacios de trabajo donde el niño pueda sentir la felicidad que hay detrás de lograr algo por su propio esfuerzo.

No debemos intervenir cuando vemos al niño concentrado en una actividad o “en apuros” intentando solucionar un problema, creyendo que con ello le vamos a ayudar pues, lejos de hacerlo, estaríamos interrumpiendo un proceso que se encuentra en pleno desarrollo y en el cual, en la mayoría de las ocasiones, los niños no nos han pedido ayuda.

Pero entonces, ¿los dejamos que se frustren?

Por supuesto que no. Si observas detenidamente el proceso de trabajo de un niño, podrás ver perfectamente cómo, cuándo y de qué manera te está reclamando que le ayudes en la actividad que está realizando.

A veces te busca con la mirada; otras se muestra inmóvil, deja de realizar la actividad que estaba en curso y comienza a mirar a su alrededor buscando que alguien le ayude con el trabajo que estaba realizando. El niño sabe perfectamente cuándo necesita nuestra ayuda. Es en ese momento cuando intervendremos. No antes. Haciéndolo de esta manera, le estaremos transmitiendo al niño seguridad y confianza, ambos pilares imprescindibles para que pueda desarrollar todo su potencial.

El niño, por pura naturaleza, ama lograr una unidad completa de actividad; es decir, ama sentir y vivenciar el proceso desde el inicio hasta el final. Este logro le da un sentido de poder e independencia, y a través de este logro siente verdadera dicha y felicidad.

Los adultos no debemos hacernos poseedores del logro o éxito del niño.

El éxito es suyo, y debemos intentar que así lo sienta.

Libres de premios y castigos

En los espacios Montessori el error no se castiga y tampoco el éxito se premia.

Como adultos observamos la felicidad del niño. Para un organismo en desarrollo, crecer ya es un motivo de felicidad en sí mismo. El crecimiento se lleva a cabo a través de la actividad que el niño realiza.

Debemos, por lo tanto, favorecer y crear espacios de trabajo donde el niño pueda sentir la felicidad que hay detrás de lograr algo por su propio esfuerzo, y para ello es imprescindible el papel y la actitud del adulto.

Es sano y natural equivocarse

Es sano que un niño se equivoque mientras trabaja: se trata de una parte fundamental en su proceso de aprendizaje.

El niño puede cometer errores, pero nosotros también.

Y si trabajamos de esta manera, nos daremos cuenta del aprendizaje que hemos llevado a cabo cuando nosotros también seamos capaces de reconocer nuestros errores. Esto, además, es muy importante para el niño pues naturaliza el error, integrándolo como algo normal en cualquier proceso de aprendizaje. Los adultos somos un modelo para el niño, y cuanto más naturalicemos cualquier error, más sano resultará para todos y más nos significará como personas.

Los errores nos acercan y nos hacen más amigos.

Si deseas seguir profundizando en el revolucionario Método Montessori, te invitamos a conocer nuestros cursos online, donde también encontrarás a Pedro Valenzuela, autor de este fragmento del libro "Enséñame a leer" de (RBA libros), como parte del equipo de profesores.

También te invitamos a leer la entrevista que le hicimos.